LA MUJER EN CASA Y LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

El tema sobre el que me apetece reflexionar hoy es realmente complicado analizarlo de un lado que no se haya analizado ya en los últimos días, pero es cierto y tal como se dice: “la historia no se repite, pero se parece mucho” y hoy voy a hablar de la mal llamada violencia “intrafamiliar”, como si la violencia se pudiera clasificar.

Bien, a raíz de una guerra cultural que lleva haciendo la derecha más reaccionaria española y no tan española, en los últimos tiempos, y ahora más acentuada, gracias a un partido político que ha aceptado esa guerra social a cambio de poder perpetuar su crimen político en una comunidad autónoma. Y desgraciadamente, tengo que decir que no va a ser la última.

Pues bien, ¿cómo podemos a analizar este tema y no caer en lo típico de siempre? Como sabéis, a los que nos gusta la historia y la antropología social y nos gusta dedicar nuestro tiempo a encontrar soluciones a tiempos actuales fijándonos en tiempos pasados, me gustaría explicar el dónde podemos ir cuando aceptamos este tipo de desfachateces. Para acabar de aclarar esto: me gustaría decir a raíz de una afirmación del futuro presidente del Partido Popular, lo que explicó tiene un nombre, se llama parricidio y ya está estipulado en el código penal, seguro que nuestro compañero y abogado José nos podría aclarar mejor el tema.

Vamos a viajar a la antigua Grecia y también al antiguo periodo Romano para ver cómo eran tratadas las mujeres. En aquella época las mujeres estaban tutorizadas por los hombres, hasta el punto que no podían acceder al entorno público, eso en aquellas épocas era muy importante ya que significa que no podrían pertenecer al entorno de administración pública, por lo tanto, no son personas de pleno derecho ya que eso solo estaba destinado a los varones ya que ellos sí podían tener un entorno público y privado. Para que nos entendamos y resumamos, la mujer solo podía estar en el entorno privado, solo podía administrar la familia y relacionarse con otros entornos, pero no administrar nada del entorno público. Por supuesto tampoco podía elegir con quien compartir su vida ya que esto lo elegían sus tutores, sus padres. Entonces ¿Qué tipo de vida tenían las mujeres y cómo se relacionaban?

Depende, las mujeres más pudientes se relacionaban con otros entornos pero en contextos muy precisos, como por ejemplo en las procesiones que se producían en las celebraciones, en las fiestas privadas de las grandes villas o en las ciudades ¿pero las mujeres “pobres”? Pues bien, ellas como necesitaban su fuerza de trabajo para poder comer o llevar algo de dinero en casa les tocaba trabajar, pero puntualicemos, nunca dedicarse al entorno público, aunque hay muestras de trabajadoras que se dedicaban a administrar las llamadas “dotes”. Esto era como una especie de herencia que la familia de la mujer daba  y era administrada por el hombre.

Pues bien, ¿por qué os explico esto? Y hablando de violencia…. Desgraciadamente la violencia hacia las mujeres existía, pero formaba parte del ámbito privado y, por lo tanto, como no pertenecía a la esfera pública no podía ser juzgado por todo el entramado jurídico de la época ya que si el ámbito y la sociedad no se resentía de esa violencia no podía ser juzgado, poniendo a la violencia machista como algo socialmente aceptado y visto con normalidad. ¿Habían separaciones? Sí, puntualmente se producía alguna pero muy pocas ya que la mujer de aquella época sentía un gran miedo ya que quizás podría salir mal parada al ser juzgada por un entramado hecho por hombres y para hombres.

¿Ya sabéis por dónde voy, no?

Como ya he hablado al principio, la derecha reaccionaria va a ir en contra de todo lo que hemos evolucionado o cambiado hasta ahora, no hace mucho que hemos visto repetidos estos patrones que hemos descrito en la sociedad actual y alguien está encaprichado de que esos patrones tienen que volver de donde nunca habían tenido que salir, de la casa, del ámbito privado y que los problemas se solucionen en casa, como toda la vida, ¡cómo está dios mandado! ¿suena un poco mal esto? Pues bien, tenemos que trabajar y confrontar a aquellas personas que quieran volver a meter las palabras mal sonadas que nos han sorprendido anteriormente en algo normal, porque la violencia es cosa de todos; es un problema como sociedad y también como personas políticas que somos. Porque si pegan a una mujer, pegan a la sociedad, pegan a la evolución que hemos hecho hasta ahora y también pegan a las sociedades futuras que van a tener que luchar contra aquellos que nos quieren hacer retroceder.

Mucho me temo que esa caprichería de meter la violencia machista en un saco con muchas otras violencias tiene un fin: esconder esas violencias, que no se sepa que existen y… ya sabéis que hace la derecha con lo que no se ve ¿No? Tenéis una muestra del consejero de educación de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio: “Dicen que en Madrid hay tres millones de pobres, pero ¿dónde estarán?” Mirando este hacía abajo.

Así que no caigamos en la tentación y dejemos que la violencia y el daño se colectivice para que nadie se sienta sola.

Un artículo ofrecido por Rodrigo Trinidad Morán.

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