FILÓSOFOS CON “H”

Hola. Hoy os traigo la presentación de una serie que constará de 4 capítulos en los cuales, de forma breve y espero que también clara y concisa, dejaré unas cuantas pinceladas sobre quienes suelen estar catalogados como los pensadores más “difíciles”; por orden cronológico: Hegel, Husserl, Heidegger y Habermas… aunque sobre la complejidad de este último hay opiniones encontradas y para todos los gustos.

Hace ya una porrada de años, casi recién ingresado en la facultad, acerté a preguntar al profesor que se mostraba más accesible y cercano a pipiolos como yo quién era, a su juicio, el pensador más duro de pelar en la historia de la filosofía. Rápidamente y sin dudarlo me respondió: <<los cuatro grandes de la letra H>>. Mi interlocutor pasaba por ser (y con razón) el profe con mejor capacidad y disposición pedagógica de la carrera; era una maravilla dando clase: ameno, con un conocimiento enciclopédico descomunal, ingenioso, divertido y poseedor de una bonhomía difícil de imaginar para quien no lo haya conocido.

<<Se dice de Hegel que, cuando vio a Napoleón Bonaparte a lomos de su caballo tras la aplastante victoria francesa contra los prusianos en la batalla de Jena, exclamó: “¡He aquí la encarnación del espíritu absoluto!” [me contaba aquel profesor en cierta ocasión, añadiendo luego:] …bueno, si no dijo exactamente eso fue algo muy parecido; y si no, lo pensó>>. En realidad y en honor a la verdad el amigo Hegel se refirió al pequeño corso no como encarnación de tal espíritu sino como “alma del mundo” lo cual, sin ser tan hiperbólico, ya resulta bastante grandilocuente. Os cuento esto simplemente para adelantaros que cuando os traiga mi artículo dedicado al padre putativo del Idealismo Absoluto el tema central versará sobre el trinomio “Sujeto-Sistema-Estado”; ya veréis cómo el asunto no solo no es baladí sino furiosamente actual, especialmente con la que está cayendo a cuenta del joder… perdón: PODER judicial y todo eso que ahora parece galopar cual general Pavía cuando… en fin, de momento aquí lo dejo a la espera de nuevos acontecimientos (y si no me excomulgan antes, como ya dijera en su día mi paisano y gran poeta Gabriel Aresti.)

<<A Husserl hay que leerlo con botijo [continuaba mi querido y recordado profesor] porque su pensamiento es tan abstruso que se te calientan los engranajes de las meninges echando leches>>. Y aquí no osaré enmendarle la plana al maestro, pues ciertamente el padre biológico de la fenomenología contemporánea es duro como talón de oso; y no menos interesante. El título del artículo dedicado al segundo entre los grandes de la H será: “Husserl y los cimientos de la ética axiológica” y sobre esto conviene que os deje en estas líneas una pequeña aclaración introductoria, pues ya os anticipo (y sobre todo advierto a quienes conocáis un poco, o un mucho, a Husserl) que voy a ser muy-muy heterodoxo, dado que mi propósito es rastrear ese trinomio “Sujeto-Sistema-Estado” omnipresente en Hegel para tratar de “atisbarlo” en la concepción husserliana de eso que se ha venido a llamar “CONCIENCIA”.

Cuando llegó el momento de la tercera H el profesor F.M. Se vio asaltado por un fugaz conato de duda que pareció sumirlo en un apenas perceptbible ensimismamiento… pero tardó décimas de segundo en reaccionar: <<¿Llegaste a seguir el mundial de Alemania-74? Imagino que los del 66 y del 70 te pillarón siendo todavía muy crío…>>. Cuando le respondí afirmativamente y añadí que mi futbolista favorito de aquel evento fue un tal Johan Cruyff pero seguido muy de cerca por un tal Franz Beckenbauer, el profe se puso muy serio y me dijo lo siguiente: <<Para entender a Heidegger y ser capaz de llevarlo al ámbito terrenal-peatonal habría que tener la capacidad de comprender la importancia de Beckenbauer en el rectángulo de juego cuando no tenía él el balón… y sobre todo cuando tampoco lo tenía su equipo. Mucha gente ignora que Martin Heidegger era un gran admirador del “Káiser”. Seguro que esto te parece raro, pero si eres futbolero y lo piensas detenidamente, verás que lo que acabo de decirte tiene mucho sentido>>. Y os puedo asegurar que, con el transcurrir del tiempo, me he ido dando cuenta de que efectivamente mi profe tenía mucha razón… Cuando me enfrenté por segunda vez a la obra (inconclusa) “Ser y Tiempo”, debo confesarlo, me vino muy bien recordar aquello que mi añorado y admirado profesor me había dicho sobre Beckenbauer. Entonces comprendí la presencia de Heidegger en paradigmas tan potentes como el existencialismo, la hermenéutica y la deconstrucción. Ya, ya… ya sé que esto que acabo de escribir suena a excéntrico disparate; pero os tengo reservada una sorpresa que… en fin, ¡todo a su debido tiempo! (mis compis de LaTaska ya lo intuyen; espero que nadie más, jejejeje…) Pasemos a otra cosa.

La Teoría de la Acción Comunicativa que Jürgen Habermas comienza a divulgar a comienzos de los 80 en su obra homónima (publicada en dos volúmenes) me pilló todavía en la universidad. En realidad nos pilló a todos, al menos en el contexto que yo conocí, bastante despistadillos todavía. Y mucho me temo que aún continuemos sin saber por dónde nos pega el aire; mejor dicho: sin saber hacia dónde y cómo DEBERÍAMOS estar desplegando las velas que nos hicieran avanzar como sociedad. ¿Os suena “Comunidad-Ideal-de-Diálogo”, pues bien: es justo lo contrario a lo que estamos viendo en el panorama político internacional y en el español en particular. Sobre esto tratará la 4ª y última parte de esta serie que aquí os acabo de presentar.

Pues nada más; bueno sí… solo por hacer inventario, quedamos en que serán las cuatro haches (4-H) de la filosofía en versión corta y digestiva, es decir: Hegel, Husserl, Heidegger, Habermas. De máximo interés y rabiosa actualidad, ya lo iréis viendo. Tendréis noticias mías (y no es una amenaza: ¡es una promesa!)

TXESKO C.


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