¿Controlar el negocio del futbol? ¡Los romanos ya lo hacían!

Esto que vamos a hablar hoy en este pequeño artículo futbolístico me pasó en una de mis escapadas para ver a mi querido equipo, el Rayo Vallekano. Ya sabéis que los del rayo somos de donde queremos y nacemos donde queremos, así que a este exiliado rayista le toca viajar para ver a su querido equipo.

En uno de estos viajes me tocó el carnet de mi asociación para ir a ver un Rayo Vallekano-Barça. Estos partidos- como comprenderéis- son de alta demanda. En mi caso, la entrada me salió muy económica, pero los otros compañeros con los que comparto fondo pirata, llegaron a pagar más de 80 euros por entrada (eso solo en el sector fondo). En uno de los laterales, una entrada podría costar más de 180 euros. Como comprenderéis, en una economía como es la de Vallecas no todos se pueden permitir ver a su querido equipo. A no ser que tengas un carnet de socio, y aun así tienes que desembolsar más de 180 euros de golpe, ya que no te dejan fraccionarlo, por imposición de su querido presidente Presa.

Ese fin de semana – dispuesto a romper el mito de que los aficionados del futbol somos garrulos y brutos- me dispuse a ir al museo arqueológico nacional que se encuentra en la misma capital, al lado de la sede del Partido Popular, muy cerca del tribunal superior… Casualidad, no creo… Paseando por sus preciosas y nuevas galerías, me encontré con una especial y espectacular pieza de época romana de hierro con unos grabados perfectamente legibles. En una pequeña placa que acompañaba el objeto se encontraba esta inscripción:

“Tabla Gladiatoria; El texto recoge un discurso de Marco Aurelio presentando al Senado. El emperador recomienda que se rebajen los precios de los espectáculos de gladiadores, estableciendo unas tarifas para los juegos. Se lamenta de las enormes ganancias de los empresarios y de los millones que deben al fisco.”

Esta “pequeña” pieza se cruzó en mi camino cuando precisamente estaba cabreado con los precios para poder asistir a nuestro estimado deporte. Llegando a ser en algún momento prohibitivo, y poco asequible para las clases más pobres, o incluso las clases medias (si existen) de este país.

Para entrar más en materia sobre este redescubrimiento por mi parte en forma museística, os tengo que explicar que dicha tabla se encontró en Sevilla -antigua Itálica- y en ella se ve expuesta la gran problemática que después se vería en la llegada del primer rey germánico a Roma, y la caída del imperio romano.

En el grabado que vemos, se encuentra la preocupación de los estamentos políticos por la unidad del imperio. Cada vez eran más frecuentes los ataques por parte de las tribus árabes en esa región y dichos ataques comportaban un desgaste considerable de dinero. Así que los administradores tenían que rebajar los costes de los eventos. Estas actividades de gladiadores (que recordemos eran de entrada gratuita y eran financiados por la estructura política), tenían detrás de esa organización un gran entramado industrial que se dedicaba a organizar los eventos, a entrenar a los gladiadores, darles la comida, fabricar las armas y un gran etc…

Estos juegos eran muy importantes para el imperio, ya que tal como escribimos aquí mismo en otro de mis artículos, a través del juego se extendían ideas del imperio romano y era una forma de promover la vida de la república y de utilizar los juegos como método propagandístico. Aquí os dejo el link a otro artículo (link).

También es importante en este escrito, observar la preocupación de la clase política hacia esas familias pudientes que controlaban económicamente el territorio. Ya que, siendo personas con un alto poder adquisitivo, también podrían ser personas que hicieran peligrar la integridad política del territorio y satisfacer así su sed de poder.

Recordad cómo se acabó el imperio romano; con la llegada del rey Odoacro a Roma. Su familia se había convertido en uno de los proveedores de seguridad en los límites del imperio, allí donde las tropas romanas no podían llegar. Esto está muy resumido, a continuación, os dejo otro artículo sobre el tema. (link) Así que Roma sabía muy bien de la peligrosidad que podía conllevar dejar en manos de unos pocos herramientas propagandísticas tan potentes como las luchas de gladiadores.

Así que llegamos al momento actual. Podéis imaginar mi cara de asombro, dado el momento en el que me encontraba, después de ver un Rayo Vallecano-Barça, y después de saber el dineral que había pagado alguno de mis compañeros. En ese contexto me puse a pensar y este artículo es mi reflexión.

Unas cuantas veces hemos repensado y reflexionado sobre en lo que se está convirtiendo el futbol en nuestra época, sobre si en el futbol se debería intervenir o si se debería hablar de política. El deporte es aquello que nos convierte en seres racionales, nos nivela bajo un marco que nos hemos interpuesto entre todos; el deporte es democracia, ya que, para llegar a esos consensos, para llegar a unas reglas, se ha tenido que dialogar y llegar a pactos. ¿De verdad creéis que el futbol no es política?

Últimamente estoy viendo expulsiones del campo por cantar cánticos a favor de Palestina, persecuciones en palacios de deportes por llevar una bandera palestina o llegar a señalar a grupos ultras de izquierdas por dar sus opiniones. Casualmente, siempre son los mismos o se ven afectados los mismos. ¿A quién beneficia este supuesto “apolitiquismo” que promueven las instituciones deportivas?

Creo que la respuesta es clara. El objetivo es echar –al igual que los grandes tenedores de viviendas echan a familias de los barrios para hacer negocios con el Airbnb- de los campos, y los lugares de deporte a las personas más pobres, a las personas que no se pueden permitir ya ni ver un mísero partido de futbol. Recordemos que también ahora están perseguidos aquellos que piratean y no pueden pagar más de 100 euros al mes por ver deporte en la televisión.

Así así llegamos a la situación actual en la que nos vemos envueltos y su gran peligrosidad. Sin el futbol, sin los espacios públicos que se podrían dar en los estadios, perdemos una gran baza donde promover unos valores inclusivos democráticos y que nos interpelen a todas y todos. Unos valores muy alejados de lógicas éticas, que si dejásemos ocuparlos por esas personas y sus filosofías mercantilistas y capitalistas pondríamos a cuidar a las ovejas por el lobo.

Solo tenemos que mirar a nuestra federación de futbol, a la que los estamentos políticos están intentando intervenir y apoderarse de una federación de futbol privada, ya que el presidente que se iba a presentar en las elecciones ha sido imputado por corrupción en el caso rubiales. Así que imaginad qué puede pasar, si una gran vía de difusión de valores como puede ser el deporte esta colmado de unas personas que pueden tener en sus manos una gran herramienta propagandística para su beneficio privado.

Como reflexión final deberíamos empezar a preguntarnos ¿Qué pasa si no estoy yo en esos espacios? Ya que seguramente, si no estás tú, querido lector, otros estarán. Si tú no valoras y no colaboras de los espacios que nos toca como sociedad, otros con otros intereses los ocuparan. Al final, como sociedad tampoco hemos cambiado tanto desde la época romana ¿o sí? Esa reflexión os la dejo ya para vosotros.

Este coctel futbolístico os lo ofrece Rodrigo Trinidad Morán

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